A propósito de la boda real del príncipe Guillermo de Inglaterra y Kate Middleton se ha abierto nuevamente una antigua polémica entre los partidarios de la monarquía y los republicanos u opositores del régimen que tiene a un rey como cabeza del Estado. La pelea viene desde hace rato, y es natural que en un país europeo donde florecieron las ideas de democracia y de separación de poderes se cuestione la viabilidad y la eficacia del sistema monárquico.
A mucha gente le parece anacrónico que en pleno siglo XXI se estén coronando reyes y reverenciando princesas; por otro lado, los monárquicos ingleses defienden la institución argumentando que la corona es un símbolo de la nación, que es una tradición de varios siglos atrás, y que la monarquía le ha servido al país para unir a la población en los momentos difíciles.
Durante la década de los 90 la monarquía británica pasaba por un monento difícil. Diana Spencer, la esposa del príncipe de Gales, concedía una entrevista donde afirmaba que su esposo le era infiel, y que eso sucedía desde hacía muchos años; la opinión pública se ensañó con Carlos de Inglaterra, él era el victimario en el drama de lady Diana. Este escándalo le sirvió a los antimonarquistas para reforzar sus argumentos, la monarquía era una institución pasada de moda, costosa, e ineficaz. Se cuestionó el hecho del no pago de impuestos por parte de la realeza, y de la inmensa fortuna de la reina.
La reina Isabel II gozaba de cierto favor entre los ciudadanos de la tercera edad en su país. Ella y su familia, encabezada por el rey Jorge VI habían permanecido en Inglaterra cuando el régimen nazi de Hitler bombardeó a esta nación. La reina Isabel II ha sido sobria, elegante, discreta, lo que ha encajado perfectamente en el carácter de los ingleses, que la tienen como uno de sus mejores símbolos de grandeza. Sin embargo, el hecho de haber defendido a su hijo, y de ser en parte causante del drama de Diana, llevaron a que la opinión pública le tuviera cierta animadversión, sobre todo entre la gente joven.
Carlos, por supuesto, era el enemigo número uno de los fans de lady Diana. El victimario en el drama de la "princesa del pueblo", tal como la llamó Tony Blair, era el primero en la línea de sucesión al trono de Inglaterra. La cosas estaban feas, los republicanos o antimonárquicos hacían fiesta con el asunto.
Al morir Diana la cosas cambiaron 180 grados, a pesar de las críticas iniciales que llovieron sobre la familia real por su supuesta indiferencia en los sucesos de la muerte de la ex princesa de Gales, los ingleses rodearon mayoritariamente a su monarquía por una simple razón: Guillermo de Inglaterra.
El hijo mayor de Diana, y segundo en línea de sucesión al trono, recogió el favoritismo de los fans de su madre. Guillermo se convirtió en la esperanza de la realeza británica, y por lo tanto, todos quieren ver hoy por hoy coronado a este muchacho como rey. El cuento de hadas de lady Diana quedó trunco, quedó cortado, y como a todos desde niños nos relatan que esas narraciones siempre terminan con un final feliz, pues, a los británicos también se les antojó ver ese final feliz de alguna forma u otra, y proyectaron sus expectativas sobre el hijo mayor de Diana.
Paradójicamente la muerte de Diana, así suene duro decirlo, salvó la institución de la monarquía en Inglaterra, los habitantes de este Estado ahora apoyan mayoritariamente a la reina Isabel II y a Carlos de Inglaterra debido a la expectativa futura de ver coronado a Guillermo como rey.
Carlos, si no ocurre nada extraordinario, será rey, ha esperado mucho tiempo su turno como para abdicar a favor de su hijo. Y si tampoco pasa nada raro, Guillermo también será rey, lo que asegura la estabilidad de la monarquía en Inglaterra por muchos años más. Allí radica la importancia de la boda real del hijo mayor de la denominada "príncesa del pueblo" y Kate Middleton, en que asegura la estabilidad de un sistema que ha funcionado por siglos. Esto no le gustará mucho a los republicanos o antimonarquistas, aunque yo creo que incluso ellos secretamente también desean ver coronado a Guillermo como monarca de Inglaterra y de quince países más que tienen al rey de Reino Unido como su jefe de estado.
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